domingo, 8 de junio de 2008

Una cuestión de género

NUEVAS TECNOLOGÍAS Y DEMANDAS LABORALES DE LA MUJER
Por Violante Martinez Quintana
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La trayectoria que presentan las Nuevas Tecnologías durante el siglo XX, contiene repercusiones negativas en cuanto son causa de pérdida de empleo o generadoras de desventajas provenientes de las nuevas condiciones de trabajo de algunas ocupaciones; y positivas en cuanto crean empleo en nuevas profesiones, mejorando cualitativamente la actividad remunerada. En general, todo ello ha acaecido en distintos periodos de tiempo —a corto, a medio y a largo plazo —, y según el nivel de progreso alcanzado en cada país. En la primera fase de su introducción, destaca la informática, que representó un aumento del empleo para las mujeres en el sector servicios, en aquellos puestos de trabajo de cualificación más baja (como por ejemplo «perforistas »), etapa en la que aparece el «teletrabajo» como posibilidad de integrar la modalidad de trabajo a tiempo parcial con la de trabajo desde el domicilio, y que más tarde, darían lugar a análisis sobre los riesgos de aislamiento social, la privación de los contactos sociales y de la protección sindical principalmente.
Las investigaciones efectuadas sobre el impacto de las Nuevas Tecnologías en el trabajo de las mujeres aparecen en la década de los ochenta, y han sido enfocadas en función del número de mujeres implicadas, los aspectos cualitativos afectados y los problemas suscitados. En consecuencia, la bibliografía se clasifica en tres tipos de textos: a) aquellos que tratan el trabajo femenino en general y de forma marginal el problema de las nuevas tecnologías; b) aquellos que estudian las nuevas tecnologías y de forma marginal el problema femenino; y c) los textos que se ocupan específicamente de la relación entre nuevas tecnologías y trabajo femenino.

En la situación actual del mercado de trabajo, donde el denominador común es la limitación del empleo y la exigencia de una alta cualificación, especialmente en las nuevas ocupaciones que se crean, se impone como una condición de primer orden para la población activa, un desarrollo elevado de las aptitudes, lo que significa que las mujeres deberán mejorar sus conocimientos y su cualificación, y saber seguir el ritmo de los avances tecnológicos para no perder las oportunidades que ofrece el crecimiento económico. Sin embargo, las mujeres son en mayor medida que los hombres más frágiles a las consecuencias desfavorables de las Nuevas Tecnologías, debido a su concentración en empleo poco cualificados y con un número elevado de mano de obra en el sector industrial y de servicios.
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De los estudios llevados a cabo, es importante señalar el publicado por la UNESCO en 1994 de PÉREZ-VICTORIA con el título Las mujeres y las Tecnologías de la Comunicación (1994), desarrollado con una visión internacional y no circunscrito a los países industrializados solamente (África y los Estados Árabes —Burkina Faso y Egipto—, América del Norte — EEUU y Canadá—, América Latina —Bolivia y Chile—, Asia —La India y Singapur— y Europa —Francia y Suecia—). Esta investigación, de suma prioridad según la UNESCO, atañe al impacto sociocultural de las nuevas Tecnologías de la Comunicación y en especial sobre las actividades realizadas por las mujeres.

Pero ¿qué tecnologías engloban las Nuevas Tecnologías de la Comunicación? Éstas abarcan desde la informática, a las telecomunicaciones, la optoelectrónica y los medios audiovisuales, que generan nuevos modos de producción, de transmisión y de consumo. Desde esta amplia perspectiva, se plantea la cuestión de la desigualdad creciente de acceso a la cultura y a la información, dado el costo que representan, el contexto cultural que presuponen, y los lenguajes que utilizan, ya que cada vez son más inaccesibles. En este sentido, el problema de las mujeres está condicionado por las clases sociales, la pertenencia a un grupo étnico o una minoría, el medio rural o urbano en el que se ubiquen, la división nacional e internacional del trabajo, y las peculiaridades culturales que las rodean.
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Entre el conjunto de resultados, obtenidos por esta investigación, se comprueba que las mujeres como productoras están subrepresentadas en los medios de comunicación, hecho que está relacionado con la condición económica y política en general de las mujeres en la sociedad. Del mismo modo, sobresale la desigualdad de acceso a las carreras técnicas según el sexo, además las actividades de los hombres se encaminan a intentar asegurarse el control, adquirir más poder de elección y encargarse del mantenimiento, mientras que las mujeres consideran que son más bien un instrumento complementario para su actividad. Otra de las características que sobre las mujeres productoras se pone de manifiesto hace referencia a la carencia de competición con los hombres, que ellas manifiestan, en la creación de un medio de comunicación por y para las mujeres.
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Respecto a los contenidos de los medios de comunicación sobresale, en general, la imagen muy estereotipada de las mujeres, frecuentemente encerradas en el hogar, que se ocupan de los hijos, la cocina, la belleza y la vida afectiva, y tan sólo ocasionalmente trabajan y muy a menudo en «oficinas femeninas». Para remediar esta situación se han propuesto dos iniciativas:
1) Aumentar la participación de las mujeres en los organismos de radio y televisión; y
2) crear medios de comunicación alternativos con programas diferentes. No obstante, se aprecia que el sistema de los medios de comunicación funciona según una lógica propia que se inclina a favorecer los valores dominantes (masculinos).

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